lunes, 13 de agosto de 2012

"El Toro Endemoniado"


Existió hace algún tiempo en los alrededores de Hualqui, un grupo de campesinos que poseían excelentes tierras agrícolas, y reflejo de aquello eran las abundantes cosechas que cada año obtenían con gran regocijo. Sin embargo, había entre ellos un campesino que a pesar de tener tierras de la misma calidad no sabía trabajarlas y al momento de la cosecha los frutos eran pobres y malos. De esta forma fue envidiando a sus vecinos y junto a su creciente egoísmo fue deseando la ruina para aquéllos. Y como dicen que el mal siempre llama al mal, cierta noche se le presentó el mismísimo demonio para “darle una manito”, y luego de conversar un largo rato, llegaron al siguiente trato.

A cambio del alma del infortunado hombre, el Diablo se comprometía a convertirlo cada noche en un inmenso toro negro con el fin de que pudiera salir al campo a derribar los cercos y destruir los fértiles sembrados de sus vecinos. Así ocurrió cada noche como el diablo lo había prometido, y aquel toro endemoniado fue haciendo de las suyas sin que nadie se atreviera a detenerlo.

Sin embargo, hubo entre aquellos campesinos un hombre que decidió “tomar el toro por las astas” para poner fin a tanta desgracia, y trazando un plan con otros vecinos, pusieron a prueba su audacia. Cierta noche se reunieron a esperarlo, y apenas lo vieron salir del bosque, se lanzaron para lacearlo. Difícil fue mantenerlo quieto, para luego derribarlo, mientras el audaz hombre sacaba un inmenso cuchillo y de una sola pasada terminó por castrarlo. Un enorme bramido lanzó aquel animal despertando a la gente del lugar y entre la desesperación y el dolor, huyó hacia el bosque desprovisto de su honor.

A partir de aquella noche nunca más se supo de aquel animal endemoniado, y los vecinos echaron de menos a aquel campesino desgraciado. Convencidos de que algo le había sucedido fueron a verlo con poco agrado, y como lo encontraron enfermo y con una gran herida entre las piernas, se dieron cuenta de lo que había pasado.
Triste final para aquel hombre desafortunado que pronto murió solo y abandonado, y que además de perder el alma, terminó sus días enfermo y castrado.


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