lunes, 13 de agosto de 2012

"El Tesoro de Pedro de Valdivia"


El siglo XVI es el siglo de la Conquista y es también el siglo del oro. Y en ese contexto los lavaderos de Quilacoya ubicados en nuestra comuna de Hualqui jugaron un papel muy importante. Sabemos que don Pedro de Valdivia trabajó los lavaderos de Quilacoya poco después de fundar la ciudad de Concepción hacia 1550 en lo que es hoy Penco. Tres años después, en 1553, y tras una apreciable riqueza acumulada, la sublevación indígena se hizo latente al sur del Bío Bío destruyendo el fuerte de Tucapel. Acudiendo a su socorro desde Concepción, Valdivia hizo un alto en sus lavaderos de Quilacoya para asegurarse que los indios que allí trabajaban no se sumarían a la rebelión. Sin embargo, poco después de continuar viaje a Tucapel, donde encontró finalmente la muerte, los indígenas se sublevaron abandonando los lavaderos y obligando a los españoles a retirarse hacia el norte.
¿Qué pasó entonces con la inmensa riqueza acumulada en dichos lavaderos ?


Benjamín Vicuña Mackenna en su libro “La Edad del Oro en Chile”, nos relata que “...después de la muerte de Valdivia, las opulantísimas minas de Quilacoya, que en un día natural rendían hasta dos quintales de oro, según lo afirma quien lo viera y lo pesara, fueron precipitadamente desamparadas y no quedó de ellas más memoria que la de dos botijas que junto a unos perales enterró uno de los mayordomos de Valdivia al huir, y que más tarde misterio de encantadores transmutaron de lugar y de sepultura para hacer perder la huella a los ávidos cristianos.”

¿Hubo realmente un tesoro? No cabe duda que así fue, aunque Valdivia no pudo disfrutar de él, ni ninguno de sus compañeros pues el tiempo se encargó de borrar todo indicio acerca de su existencia, pero no pudo borrar la leyenda que de allí nació.


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